Estos últimos días me gusta observar a Paco por los pasillos, entrar a su aula, ir con él al café de Katy. Nuestra rutina diaria, que ahora que toca a su fin, adquiere un significado especial.
Hoy, cuando caminábamos juntos hacia nuestras clases, me ha venido a la mente la escena de la película El club de los poetas muertos, en la que los alumnos, uno a uno se suben a sus pupitres y comienzan a declamar los primeros versos de Walt Whitman: ¡Oh, capitán! ¡Mi capitán!.
El profesor Jhon Keating sonríe emocionado y satisfecho y dice: ¡Gracias, chicos!. Los que conocemos la película sabemos que es la escena de la despedida y también sabemos que el profesor ha visto que los alumnos comprendieron su enseñanza e hicieron suyos los versos de Whitman: “El navío ha salvado todos los escollos/ Hemos ganado el codiciado premio”.
Uno a uno, alumnos y profesores, desde que en 1991 llegaras al TNT te decimos: ευχαριστώ, Paco.
Sentimos un profundo agradecimiento y hemos comprendido tu enseñanza.
Te llamo cultivador de las letras humanas (se lo he copiado a Rodríguez Adrados). Eres profesor de griego: la lengua de la filosofía, el arte, la política; la lengua de la ciencia, de la amistad, del teatro, de la fiesta. Para simplificar, la lengua de las lenguas. Hay quienes la llaman la lengua de los dioses.
El griego ha tenido vida en tus clases a través de las proyecciones, la música, los textos leídos, las representaciones. Tu experiencia y vivencias como viajero impenitente por Grecia han hecho que algunos alumnos hayan llegado a ver Grecia y los griegos. Los hay que también han tenido la inmensa fortuna de tenerte como cicerone en Grecia.
De ti hemos aprendido que los clásicos ofrecen las claves para la humanización en un mundo que a ratos se deshumaniza. Te has hecho griego, y por eso comenzaste a dar Clases de Griego moderno en 1986. Llenabas el Aula de Música los martes y los jueves. Alumnos de diferentes edades, profesiones y procedencias acudían a aprender griego, a conversar, a bailar, a comer o cenar. Sabemos que quieres seguir impartiendo esas clases.
Hemos visto en ti un profesor puntual, atento, estudioso, modesto, comprensivo.
Un profesor actor, de 1985 a 1990 ejerciste como actor en la Compañía Cómicos de Albacete. En el Instituto te hemos escuchado leer e interpretar textos de diferentes autores, con motivo de la celebración del Día del Libro.
La última actuación fue en el Auditorio de Albacete, en el montaje de Las palabras mágicas, en el que con la foto de tus padres al fondo, recitaste un fragmento de la novela de Vilas, Ordesa.
No sé transmitir con palabras la emoción que nos embargó a los alumnos y los profesores que te escuchamos el día del ensayo en el Aula de Usos múltiples.
Dotado para la interpretación, con buena dicción, sensible y con gran capacidad de trabajo.
Siempre colaborador disponible en todas las actividades del Instituto. Generoso con los compañeros para prestar libros, películas, informaciones del BOE, de informática o de cualquier cosa que se te pida.
Un profesor investigador, traductor, lector incansable. Gracias a tus traducciones hemos podido leer a escritores actuales griegos.
Te he visto adaptarte a los nuevos tiempos y modos sobrevenidos en la enseñanza. Siempre con calma, con benevolencia, siempre acogiendo; con la idea de que al tiempo que enseñamos una materia estamos transmitiendo la pasión por la vida y la importancia de perseguir los sueños.
Por eso asignaturas como Cultura Clásica adquirieron dignidad en tu magisterio y te permitieron enseñar tolerancia, respeto, sentido de libertad, todos ellos valores que te definen.
Te vas y no te vas, porque estás en nosotros, en tus alumnos, en lo que hiciste y enseñaste.
Te despedimos con júbilo y nos alegramos contigo, con tus tres hijos y con María.
Te queremos.
Cristina Alonso
Uno de los profesores de mi vida. Siempre será el profesor que me transmitía tranquilidad,alegría y pasión por las lenguas clásicas. En estos últimos años que he sido peor alumno de lo que deberia,ha sido de los pocos que me ha hecho sentir bien cuando asistía a clase y que a su vez más me hacía sentir culpable por estar perdiendome sus clases. Perdí mucho tiempo en el que él me podría haber enseñado. Sin duda un ejemplo de cómo transmitir pasión a los alumnos. Espero que puedas vivir más tranquilo y que nos veamos alguna vez. Suerte con todo lo que te venga.
Un abrazo.