Los sueños olvidados

Helena soñó que se dejaba los sueños olvidados en una isla.

Claribel Alegría recogía los sueños, los ataba con una cinta y los guardaba bien guardados.
Pero los niños de la casa descubrían el escondite y querían ponerse los sueños de Helena, y Claribel, enojada, les decía:

– Eso no se toca.

Entonces Claribel llamaba a Helena por teléfono y le preguntaba:

– Qué hago con tus sueños?

 

Este es un cuento de Eduardo Galeano que me viene bien para iniciar mi escrito sobre los cuentos y los sueños.

El 23 de abril teníamos previsto celebrar el Día del Libro dedicándolo a los cuentos. Un género literario que se ha considerado hermano menor de la novela. Todos nos iniciamos en la lectura con los cuentos que nos ayudaron a imaginar, a soñar e incluso a tener miedo.

Celtas Cortos escribió en 1991 una canción con el título: Cuéntame un cuento, cuyas protagonistas eran unas princesas que se escaparon por un hueco. Cuéntame un cuento, terminaba la canción, que la noche está que arde.

 

Cuentos para dormir y cuentos para soñar despiertos. Cuentos para todos y para todas las edades. También soñar es una necesidad y no olvidar los sueños una obligación.

 

El viernes 13 de marzo ya no volvisteis al Instituto los alumnos. Volvimos nosotros, los profesores, y yo cuando abrí el aula 24 y el aula 42 me encontré un montón de sueños apilados en vuestras mesas y en la mía. Los sueños parecía que me pedían que los recogiese y no los dejase allí, pero como soléis cambiar tanto de mesas, no sabría qué sueños eran de cada uno y luego pensé cómo guardarlos. No hay sobres para sueños. Así que abrí las ventanas y les pedí que volarán a vuestras casas y que tocarán a vuestro portal o mejor a vuestras ventanas.

Yo cogí los míos y los acerqué a mi corazón para que no se perdieran. No quería dejármelos olvidados en el salón de actos, donde tuvimos la reunión para concretar el cierre del Instituto.

 

Yo sé que los sueños ya están con vosotros. Olvidar los sueños no sería lo correcto. Los sueños son alas que nos impulsan a trabajar, a enamorarnos, a ayudar, a crear.

Los sueños te hacen crecer, te liberan, te ponen en forma, te obligan a descolgar el teléfono, a pedir ayuda, a inventar. Soñar es como sonreír. Te hace más guapo y más bueno. Soñar te obliga a despertar para realizar los sueños.

 

Lo que estamos viviendo estas semanas encerrados en nuestras casas es algo tremendo por las consecuencias tan dolorosas que ha supuesto la pandemia. No podemos ignorarlo, pero sí tenemos que vivir cada día como un tiempo único en nuestra vida.

Me gustaría que el Dia del Libro, 23 de abril, todos a las 12 de la mañana leyerais en alto Canción del pirata de Espronceda, que es un himno de libertad. Libertad para soñar, construir y elegir.

                                                Cristina Alonso Maeso

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